Entre cielo y tierra
Luis Alberto Muñoz redaccion@larepublica.net | Viernes 31 julio, 2015

¿Debería tomarse más dinero de los costarricenses para destinarlos a la educación pública? ¿Cuál debería ser el propósito de esto?
Entre cielo y tierra
Luego de la interesante discusión suscitada a partir de la ley que obliga a Costa Rica a destinar un 8% de su producción anual a la educación pública, se ha quedado rezagado el debate y la correcta supervisión del Estado para determinar si estos recursos se están invirtiendo adecuadamente.
El problema es que, al igual que otros sectores del Estado, los salarios, pluses, privilegios, convenciones colectivas, pensiones y demás gastos sobre el presupuesto terminan generando una incontrolable bola de nieve que no permite que se desarrollen nuevas iniciativas que ayuden al país a salir de su actual estancamiento.
Ante las profundas transformaciones que ha sufrido el mundo por la tecnología, resulta cada vez más urgente la vinculación de la investigación y el desarrollo, con un pensamiento académico más ligado a los verdaderos retos que están sufriendo las empresas y otros tipos de organizaciones privadas.
Sin embargo, la sociedad costarricense sigue sufriendo una parálisis, que se remonta a las discusiones de épocas de la guerra fría, y buena parte de las fuerzas que controlan hoy la educación pública han tomado la consigna de que eficiencia significa lograr ejecutar el presupuesto asignado, aun cuando en lo que se esté invirtiendo no sea lo más apropiado para la evolución de nuestra sociedad.
Esto ha llevado también a la errónea idea de que las organizaciones encargadas de esta función, por su categoría de beneméritas, tienen la potestad de vivir una forma de aislamiento sobre la problemática nacional, cuando, por el contrario, esto no debería ser la excepción sino la regla en las retribuciones que deben generar hacia el país.
Pruebas elementales del retroceso en los niveles generales de educación en nuestra nación son particularidades de la vida cotidiana y demuestran que tal vez no seamos tan “educados” como pensamos.
Ellas son la basura en las calles, la violencia residual, el caos urbano y sobre todo la incapacidad para llegar a acuerdos que nos permitan seguir adelante.
Creemos que tenemos un mejor país solo por el hecho de haber creado un mayor déficit fiscal a partir de la idea de dedicar más recursos a la educación, sin que se den los mecanismos de trasparencia y rendición de cuentas, y se explique a los ciudadanos cómo estos fondos están ayudando a mejorar su vida.
Costa Rica debe mejorar su capacidad para enfrentar de forma objetiva sus problemas nacionales, de lo contrario el estancamiento actual no podrá ser superado. Para esto se requiere que la academia se vincule más a nuestra realidad.
La educación, en el buen sentido de la palabra, tal vez sea la única vía consistente para que nuestra sociedad pueda superar la mediocridad y depresión en que las malas prácticas públicas la han encarrilado.
Luis Alberto Muñoz Madriz
@luisalberto_cr
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