Más energía Costa Rica: ¿estamos preparados para dar el próximo salto?
José Pablo Montoya redaccion@larepublica.net | Jueves 27 febrero, 2025

José Pablo Montoya
Coordinador de la Comisión de Energía
Cámara de Industrias
Las altas tarifas eléctricas en Costa Rica son el resultado de operar el sistema eléctrico bajo un marco normativo antiguo, fragmentado y, en muchos aspectos, obsoleto. Ante el crecimiento de la demanda, el ICE, por sí solo, no cuenta con la capacidad económica para asumir la transformación que el sector eléctrico necesita, tanto en crecimiento como en innovación. Si bien existen planes de expansión de la generación, su implementación ha sido apenas suficiente para cubrir el crecimiento vegetativo de la demanda eléctrica, con altibajos en el uso de combustibles fósiles, cuando el clima no ha favorecido. La materialización de las inversiones en generación que el país requiere para dar el salto a la descarbonización del transporte y los procesos productivos depende de múltiples factores, incluyendo la capacidad financiera del propio ICE y la necesaria atracción de otras fuentes de inversión para apoyarlo en esta tarea. Si esta inversión se realiza con un enfoque de costo-eficiencia, contribuirá, además, con la dinamización de la economía.
Desde la Cámara de Industrias de Costa Rica (CICR) conocemos bien las limitaciones normativas y regulatorias del sector. Un ejemplo claro es la compleja composición de los expedientes tarifarios, que requieren revisiones técnicas exhaustivas para determinar si las tarifas propuestas son las que realmente corresponden a los consumidores. En la última fijación tarifaria, si bien se logró una rebaja generalizada para los usuarios, fue necesario un análisis técnico profundo que identificó altos excedentes que debían devolverse a los usuarios, gastos que no correspondía reconocer y la necesidad de reformas en la metodología tarifaria.
El argumento falaz de que abrir el mercado de generación equivale a privatizar el ICE se desmonta con los beneficios que los usuarios han recibido en sectores como telecomunicaciones o seguros. La apertura de estos mercados no ha significado la privatización de sus entidades insignes, sino que ha fortalecido su operación y mejorado la relación calidad-precio en favor de los consumidores.
Si tenemos en cuenta que el 60% del costo de la factura eléctrica está asociado a la generación, es allí donde deben concentrarse los esfuerzos de inversión para lograr tarifas más competitivas. La reforma del sector eléctrico propuesto por el proyecto de Armonización del Sistema Eléctrico, propone la apertura solo en la fase de generación (donde se produce la energía) y mantiene la transmisión bajo la gestión del ICE, mientras que la distribución seguirá bajo el actual modelo de ocho operadores. De hecho, gracias a la red de distribución conformada por cooperativas y empresas distribuidoras, Costa Rica ha logrado una cobertura energética de alta calidad a nivel nacional. Este modelo no será sustituido; por el contrario, se fortalecerá, permitiendo que estos prestadores adquieran energía a precios competitivos y la suministren a los usuarios finales. Todo esto será posible mediante proyectos de generación públicos y privados diseñados bajo un enfoque de costo-eficiencia.
No solo es fundamental invertir en el mantenimiento de la infraestructura de generación del ICE para hacerla más eficiente y moderna—una tarea postergada en los últimos años, especialmente desde la pandemia—sino que también debemos mirar hacia el futuro. La innovación y la transformación tecnológica están redefiniendo el mercado energético con avances como el almacenamiento de energía, las redes inteligentes y las plantas eléctricas virtuales. Sin embargo, para aprovechar estas tecnologías emergentes, es imprescindible un marco normativo que dinamice el mercado, incentive la inversión y permita la participación de nuevos actores. La experiencia ha demostrado que su incorporación impulsa la mejora continua del servicio eléctrico, que si bien es de calidad, enfrenta desafíos que el modelo actual no puede resolver por sí solo.
Para garantizar un sistema eléctrico eficiente, seguro y sostenible, Costa Rica debe diversificar sus fuentes de generación, modernizar su infraestructura de transmisión y actualizar su marco normativo. El ICE, como responsable exclusivo de la transmisión, debe priorizar inversiones que fortalezcan esta red, mientras que la generación debe evolucionar más allá de la energía hidroeléctrica, integrando fuentes renovables que aseguren estabilidad ante el cambio climático.
La Ley de Armonización del Sistema Eléctrico Nacional es el primer paso en este camino. Su aprobación permitirá un sistema más dinámico que impulse la descarbonización, reduzca costos y beneficie directamente a los usuarios—industriales, comerciales y residenciales—, fortaleciendo así la competitividad y el desarrollo del país.